Pérgolas en la Plaza del Rey, Cartagena

Un bosque de acero y sombra en el corazón histórico

En pleno centro histórico de Cartagena, la Plaza del Rey se abre como una gran superficie, vibrante y viva, pero expuesta al sol del Mediterráneo. Frente a la imposibilidad de plantar árboles naturales —debido a la existencia de un aparcamiento subterráneo—, el proyecto propone una solución tan simbólica como funcional: crear un bosque artificial, una arboleda metálica que devuelve al lugar su memoria vegetal.

Trece árboles de acero componen esta pérgola contemporánea. Cada uno, con su propia altura, inclinación y número de ramas, configura un conjunto escultórico que evoca la geometría idealizada del arbolado original. Las ramas, curvadas con suavidad, acogen hojas de metacrilato de múltiples tonalidades que filtran la luz y proyectan una sombra cambiante y acogedora.

La disposición de estos elementos responde a una lectura respetuosa del lugar: alineados en uno de los laterales de la plaza, acompañan el eje visual que conecta con la puerta principal del Arsenal Militar y recuperan la presencia de la antigua tapia de Capitanía General. Lejos de invadir, las pérgolas definen sin imponerse, dibujando un umbral entre lo monumental y lo cotidiano.

Bajo su copa de colores, se disponen bancos, zonas de descanso y los juegos infantiles ya existentes, ahora protegidos por sombra. El pavimento se transforma sutilmente para invitar al recorrido y marcar un ritmo de paseo y encuentro. De noche, la luz integrada en cada árbol metálico convierte la arboleda en un espectáculo de luces y sombras tamizadas, prolongando el uso y la vida de la plaza más allá del día.

Este proyecto no solo proporciona sombra; devuelve a la Plaza del Rey su carácter de lugar habitable, donde pasar un rato se convierte en un deseo. Un gesto contemporáneo que homenajea a la naturaleza, al pasado urbano y a la capacidad de la arquitectura para transformar el vacío en oportunidad.