Descripción del Proyecto

El edificio vuelca hacia dentro, donde todo pasa. Se plantea una intervención a escala humana y urbana, tratando los límites del perímetro del edificio como elementos transparentes, que permitan visualizar el edificio desde el exterior y también al revés. El edificio busca la luz, perforando muros, techos y suelos para que entre en ellos. El espacio único del edificio, se estrecha y ensancha en un continuo dinamismo que lo enriquece cualitativamente a lo largo de los recorridos. Desarrollando el programa en planta baja se busca la relación entre los llenos y los vacíos, los volúmenes y el espacio. Desde el punto de vista espacial, el proyecto se compone como concepción de un único edificio. La cubierta y los espacios internos constituyen un único orden dinámico de los recorridos funcionales. De extrema importancia son las visuales que se aprecian tanto desde el interior como desde el exterior los recorridos, reforzando la idea de transparencia y ligereza de la arquitectura que se ha de realizar. El proyecto deja de leerse como una sucesión de elementos diferenciados, para empezar a entenderse como una única unidad en la que las diferentes funciones se van agrupando alrededor de una serie de patios de distintos tamaños que perforan el edificio. Sin que exista una relación demasiado evidente entre espacios de circulación – espacios de uso un recorrido principal rectangular atraviesa el edificio estructurando las distintas funciones ubicando todas las unidades según un esquema lógico  y claro. De este modo se dispone la entrada principal en una plaza de acceso a la que llegan tanto las circulaciones peatonales como las rodadas. Próxima al acceso se sitúa la zona administrativa y ya desde aquí parte el recorrido rectangular que permite la articulación de las diferentes zonas, dispuestas según su función. Se distingue una separación clara entre los usos más infantiles y los de los alumnos de mayor edad, la cual se materializa con las zonas comunes, que ocupan la zona central de la parcela y separan también los espacios abiertos destinados a zonas de juego.

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El edificio vuelca hacia dentro, donde todo pasa. Se plantea una intervención a escala humana y urbana, tratando los límites del perímetro del edificio como elementos transparentes, que permitan visualizar el edificio desde el exterior y también al revés. El edificio busca la luz, perforando muros, techos y suelos para que entre en ellos. El espacio único del edificio, se estrecha y ensancha en un continuo dinamismo que lo enriquece cualitativamente a lo largo de los recorridos. Desarrollando el programa en planta baja se busca la relación entre los llenos y los vacíos, los volúmenes y el espacio. Desde el punto de vista espacial, el proyecto se compone como concepción de un único edificio. La cubierta y los espacios internos constituyen un único orden dinámico de los recorridos funcionales. De extrema importancia son las visuales que se aprecian tanto desde el interior como desde el exterior los recorridos, reforzando la idea de transparencia y ligereza de la arquitectura que se ha de realizar. El proyecto deja de leerse como una sucesión de elementos diferenciados, para empezar a entenderse como una única unidad en la que las diferentes funciones se van agrupando alrededor de una serie de patios de distintos tamaños que perforan el edificio. Sin que exista una relación demasiado evidente entre espacios de circulación – espacios de uso un recorrido principal rectangular atraviesa el edificio estructurando las distintas funciones ubicando todas las unidades según un esquema lógico  y claro. De este modo se dispone la entrada principal en una plaza de acceso a la que llegan tanto las circulaciones peatonales como las rodadas. Próxima al acceso se sitúa la zona administrativa y ya desde aquí parte el recorrido rectangular que permite la articulación de las diferentes zonas, dispuestas según su función. Se distingue una separación clara entre los usos más infantiles y los de los alumnos de mayor edad, la cual se materializa con las zonas comunes, que ocupan la zona central de la parcela y separan también los espacios abiertos destinados a zonas de juego.

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El edificio vuelca hacia dentro, donde todo pasa. Se plantea una intervención a escala humana y urbana, tratando los límites del perímetro del edificio como elementos transparentes, que permitan visualizar el edificio desde el exterior y también al revés. El edificio busca la luz, perforando muros, techos y suelos para que entre en ellos. El espacio único del edificio, se estrecha y ensancha en un continuo dinamismo que lo enriquece cualitativamente a lo largo de los recorridos. Desarrollando el programa en planta baja se busca la relación entre los llenos y los vacíos, los volúmenes y el espacio. Desde el punto de vista espacial, el proyecto se compone como concepción de un único edificio. La cubierta y los espacios internos constituyen un único orden dinámico de los recorridos funcionales. De extrema importancia son las visuales que se aprecian tanto desde el interior como desde el exterior los recorridos, reforzando la idea de transparencia y ligereza de la arquitectura que se ha de realizar. El proyecto deja de leerse como una sucesión de elementos diferenciados, para empezar a entenderse como una única unidad en la que las diferentes funciones se van agrupando alrededor de una serie de patios de distintos tamaños que perforan el edificio. Sin que exista una relación demasiado evidente entre espacios de circulación – espacios de uso un recorrido principal rectangular atraviesa el edificio estructurando las distintas funciones ubicando todas las unidades según un esquema lógico  y claro. De este modo se dispone la entrada principal en una plaza de acceso a la que llegan tanto las circulaciones peatonales como las rodadas. Próxima al acceso se sitúa la zona administrativa y ya desde aquí parte el recorrido rectangular que permite la articulación de las diferentes zonas, dispuestas según su función. Se distingue una separación clara entre los usos más infantiles y los de los alumnos de mayor edad, la cual se materializa con las zonas comunes, que ocupan la zona central de la parcela y separan también los espacios abiertos destinados a zonas de juego.

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